En todo el mundo, la conservación de la naturaleza no siempre es fácil para los gobiernos locales. Cuando un gobierno nacional establece una zona protegida, por ejemplo, los gobiernos locales de esa zona asumen muchos de los costos asociados a su conservación, entre ellos el de no poder urbanizar las tierras protegidas y cobrar impuestos correspondientes.
Pero un fenómeno cada vez más extendido denominado "transferencias fiscales ecológicas" está ayudando a aliviar la carga de los gobiernos locales y está demostrando ser una forma sencilla y poderosa de canalizar los fondos hacia la conservación.
Un estudio publicado en la revista Nature Sustainability representa la primera revisión global de las transferencias fiscales ecológicas y su potencial para promover la protección de la naturaleza. Conversamos con con Jonah Busch, economista de Conservación Internacional y autor principal del estudio, que califica estas transferencias como "la idea correcta en el momento adecuado" con importantes implicaciones para la financiación de la conservación en todo el mundo.
Pregunta: "Transferencias fiscales ecológicas", en pocas palabras, ¿qué son?
Respuesta: Las transferencias fiscales ecológicas son el dinero que los gobiernos de un país se envían entre sí para proteger la naturaleza. La mayoría de las veces se trata de fondos transferidos por los gobiernos nacionales a los gobiernos locales.
P: ¿Por qué?
R: Los beneficios de la protección de la naturaleza son para todos, pero los costos de la conservación están localizados. Las restricciones sobre lo que se puede hacer con la tierra tienen implicancias reales sobre la capacidad de los gobiernos locales para recaudar ingresos a través de la base de impuestos. Por ello, las transferencias fiscales ecológicas (TFE) son una forma de compensar a las administraciones locales por el costo de oportunidad de no desarrollar esas tierras -ya sea mediante la agricultura o de otra forma- y de recompensarlas por proteger los beneficios que la naturaleza proporciona a todos.
P: ¿Qué tan comunes son las TFE?
R: Anualmente, descubrimos que hay unos 23.000 millones de dólares al año en TFE, y sigue creciendo. Está ocurriendo en cinco países: los programas comenzaron en Brasil y se expandieron a Portugal, Francia, China e India. Otros países también están explorando este concepto.
P: ¿Cómo empezaron los TFE en Brasil?
R: Las TFE empezaron allí como una forma de paliar la reacción de los municipios brasileños ante el gobierno nacional, que estableció áreas protegidas. La idea se retomó más tarde en Portugal, donde se produjo una reacción contra la Unión Europea por la creación de una red de áreas protegidas. Una situación similar sucedió en India con la aprobación de una ley forestal nacional. En todos los casos, hubo una restricción en el uso de la tierra, y las TFE fueron una forma de suavizar los impactos mediante el envío de dinero a los municipios afectados.
Lo interesante es que, si bien las TFE empezaron como una forma de compensar la conservación que ya se estaba llevando a cabo, se han convertido también en una forma de incentivar la conservación adicional.
P: ¿Qué es lo más significativo de este estudio?
R: Dos cosas: Ha sido la primera revisión global de todos los programas de transferencia fiscal ecológica en todos los países que la aplican o están pensando en implementarlos. Es la primera revisión global de toda la literatura académica escrita al respecto.
P: ¿Qué le sorprendió de sus conclusiones?
R: Me sorprendió ver la magnitud y el rápido crecimiento de las TFE. Cuanto más buscamos, más países encontramos que se están convirtiendo en parte de la conversación. E incluso después de presentar el documento, empezamos a oír que más países expresaban su interés por este concepto.
P: ¿A qué cree que se debe esto?
R: Creo que las TFE son una forma atractiva para que los gobiernos nacionales proporcionen financiación hacia objetivos medioambientales sin tener que recaudar nuevos ingresos fiscales o pedir a las legislaturas que aprueben una nueva financiación de los escasos fondos disponibles. Con las TFE, todo lo que un país tiene que hacer es tomar el dinero que los gobiernos nacionales ya están enviando a los gobiernos regionales o locales y enviarlo por una razón diferente.
P: ¿Quién gana y quién pierde?
R: La forma en que las TFE cambian los gobiernos que reciben las transferencias suele estar bastante alineada con los objetivos de reducción de la pobreza. Los estados de un país que reciben más transferencias tienen más bosques o más áreas protegidas, y suelen ser estados más remotos y pobres. Los estados que reciben menos transferencias son más urbanos y suelen ser más ricos. En esas zonas urbanas, las transferencias de los gobiernos nacionales son una parte menos importante de su base de ingresos, ya que suelen tener más fuentes de ingresos.
P: ¿Sólo los gobiernos nacionales pueden aplicar las TFE?
R: En Brasil, los gobiernos estatales tienen TFE con los municipios locales. Y también hay otros tipos de transferencias. En China existe lo que llamamos transferencias horizontales, en las que una provincia paga a otra para proteger la naturaleza. Hay casos en los que dos provincias comparten un río, y la provincia de aguas abajo paga a la de aguas arriba en función del grado de limpieza del agua, y esto está subvencionado por el gobierno nacional. Si el agua es más limpia, la provincia aguas abajo paga a la provincia aguas arriba; si el agua es más sucia, la provincia aguas arriba tiene que pagar a la provincia aguas abajo. Esto crea un incentivo bastante fuerte para mantener el río limpio.
P: Eso parece muy sensato. ¿Por qué las TFE están empezando a ponerse de moda?
R: Es muy oportuno. Es un año importante para el clima y la biodiversidad, ya que los países se comprometen a alcanzar nuevos objetivos de protección de la naturaleza y de lucha contra el calentamiento global a finales de este año. Al mismo tiempo, los presupuestos están ajustados -especialmente con el COVID- y las TFE son una forma de hacer algo verde con grandes cantidades de dinero sin subir los impuestos ni quitar dinero de otra cosa. Es la idea correcta en el momento adecuado.
P: ¿Qué se viene en el futuro de las TFE?
R: Veo más países probando esto y aumentando el tamaño de las transferencias. En los países en los que ya se está aplicando, veo que las TFE se están perfeccionando y mejorando. El programa de investigación consistiría en analizar sus efectos: ¿se cumplen los objetivos previstos? ¿Están los Estados creando más áreas protegidas o protegiendo más bosques como resultado? ¿Hay consecuencias no deseadas? Esas son algunas de las preguntas que nos hacemos.
En este estudio participaron 23 coautores de 15 países convocados por el Earth Innovation Institute y la Technische-Universität Dresden, y fue financiado por la Agencia Noruega de Cooperación al Desarrollo. Jonah Busch es becario de economía para el clima en Conservación Internacional.
FOTO PORTADA: Adriano Gambarini