Con un plazo de 10 años para evitar los peores impactos del cambio climático, los investigadores se apresuran a abordar la crisis climática en múltiples frentes, probando modelos y diseñando planes para informar a los países, comunidades y empresas sobre cómo pueden utilizar la ciencia, las finanzas y las políticas para proteger la naturaleza y evitar el desastre climático.
A continuación, presentamos tres áreas en las que los expertos de Conservación Internacional centran sus esfuerzos en un año crucial para el clima.
1. Necesitamos restaurar lo que se ha perdido
Los científicos afirman que la única manera de evitar los peores escenarios climáticos es reduciendo las emisiones de carbono y eliminando el exceso de carbono de la atmósfera. Afortunadamente, hay un "hack" para ambos casos: la restauración de los bosques tropicales del mundo.
"Una vez que hayamos detenido las emisiones, nuestra mejor apuesta para revertir la crisis climática es eliminar el carbono de la atmósfera restaurando los ecosistemas y los bosques dañados", dice Nikola Alexandre, experto en restauración forestal de Conservación Internacional. "La restauración y la reforestación toman décadas, así que si no lo hacemos ahora, habremos perdido nuestra oportunidad", agrega.
Pero con más del 75% de las áreas terrestres de la Tierra identificadas como significativamente degradadas, ¿cuál es el mejor lugar para empezar?
Los científicos de Conservación Internacional desarrollan actualmente un mapa global de las áreas que tienen el mayor potencial de restauración al menor costo para ayudar a los gobiernos a priorizar sus esfuerzos para reducir las emisiones. La ciencia ya ha revelado uno de esos ecosistemas críticos: la Amazonía.
La Amazonía absorbe más de 2 000 millones de toneladas de emisiones de carbono por año, lo que representa el 5 por ciento de las emisiones anuales liberadas a la atmósfera en todo el planeta. En 2020, Conservación Internacional continuará apoyando un proyecto de restauración a gran escala de más de 30.000 hectáreas de la Amazonía brasileña, colaborando con los pueblos indígenas, las ONG locales y los gobiernos estatales para proteger la mayor selva tropical del mundo.
Otro de los ecosistemas más vitales, pero tal vez menos conocidos, en la lucha para detener el colapso climático es la sabana africana. En Kenia, la sabana es una fuente de energía para absorber el carbono, aunque estas tierras están siendo constantemente degradadas y destruidas por la invasión de tierras de cultivo, la quema de carbón vegetal y los incendios forestales. En asociación con Apple, Conservación Internacional continuará trabajando con los pastores Masai en 2020 para restaurar y proteger la sabana a través de un proyecto de conservación en curso en Chyulu Hills, un extenso paisaje entre los parques nacionales Tsavo y Amboseli de Kenya.
Es un gran comienzo, pero requerirá esfuerzos de restauración rápidos y generalizados en todo el mundo para enfrentar la crisis climática.
"La única manera en la que podremos restaurar nuestros ecosistemas dañados lo suficientemente rápido como para marcar la diferencia es aprovechando el año 2020 para aumentar el financiamiento de los proyectos de restauración y desarrollar nuevas políticas para proteger la naturaleza", sostiene Alexandre.
"Esto significa que tenemos que tomar el año 2020 para reunir a las mejores ciencias sociales y naturales para entender dónde y cómo restaurar, forjar nuevas alianzas y apoyar a las personas adecuadas para que lideren el trabajo. Es una tarea enorme, pero es una que nos da la oportunidad de dar forma proactiva al futuro que necesitamos", explica.
2. Un mercado para el carbono vivo podría ser clave
Desde la declaración del Acuerdo de París en 2015, 197 países se han comprometido a reducir las emisiones de carbono y evitar los impactos más severos de la crisis climática antes de que sea demasiado tarde.
El Acuerdo de París entra oficialmente en vigor en 2020, lo que significa que estos países deben encontrar maneras de hacer realidad sus objetivos de reducción de emisiones. "2020 es el año en el que los compromisos políticos, de inversión y comerciales deben estar a la altura de la ciencia", señala Shyla Raghav, vicepresidenta de Conservación Internacional para el clima. "Las decisiones que tomemos hoy tendrán consecuencias de gran alcance para la escala y el ritmo en que se acelere el cambio climático".
Muchos expertos en clima coinciden en que una de las formas más eficaces para que los países alcancen sus objetivos es estableciendo un mercado de carbono, lo que permitiría a los países “comprar” reducciones de emisiones de otros países o sectores que ya han hecho recortes adicionales a sus propias emisiones de carbono.
Los mercados de carbono ya están ayudando a algunos gobiernos a alcanzar sus objetivos climáticos, incluyendo a California, la quinta economía más grande del mundo. Y en América del Sur, el impuesto y el mercado de carbono de Colombia ya han generado más de 250 millones de dólares, lo que está ayudando a financiar las áreas protegidas del país, y los trabajos de restauración forestal y de erosión costera. "Necesitamos incentivos y políticas para canalizar los fondos hacia los lugares que más lo necesitan", indica Raghav: "Ponerle un precio al carbono e invertir en el poder de la naturaleza como solución climática son algunas de las mejores maneras de hacerlo".
En 2020, Conservación Internacional trabajará con los gobiernos y las empresas para ayudarles a acceder a los proyectos del mercado de carbono, haciendo hincapié en el papel de la naturaleza para detener el cambio climático.
"Necesitamos evitar que la crisis climática se vuelva tan severa que nuestro planeta se vuelva inhabitable, que nuestra Amazonia se convierta en una sabana o que las ciudades costeras se sumerjan", añade Raghav. "Tenemos un largo camino por delante, pero tengo esperanzas".
3. Muy pronto: Una hoja de ruta para utilizar la naturaleza como solución climática
En un estudio histórico publicado en 2017, un grupo de investigadores dirigidos por Bronson Griscom, quien investiga las soluciones climáticas naturales en Conservación Internacional, descubrió que la naturaleza puede proporcionar al menos el 30 por ciento de las reducciones de emisiones necesarias para 2030 para evitar una catástrofe climática. Ahora estos expertos están desarrollando una hoja de ruta para ayudar a los países y a las empresas a identificar cómo utilizar realmente la naturaleza como una solución climática.
"La última década ha consistido en obtener la información y el conocimiento para prepararnos e inspirarnos para una acción importante, y el año 2020 se trata de actuar realmente", señala Griscom. "Esta hoja de ruta mostrará a los países cómo utilizar las soluciones climáticas naturales para alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones. Esto no es una fantasía; ya hay ejemplos brillantes de países que ya están cumpliendo sus promesas de proteger la naturaleza", agrega.
Uno de los países que lidera el grupo es Costa Rica. Al proteger sus bosques y manglares en lugar de destruirlos, el país está a la vanguardia del esfuerzo mundial para poner fin a la crisis climática. En los últimos 25 años, Costa Rica ha triplicado su PIB y duplicado su cobertura forestal; también se ha comprometido a convertirse en la primera nación del mundo en ser neutral en cuanto a las emisiones de carbono para el año 2021. Para ello, el gobierno costarricense está comprometiéndose con los agricultores y propietarios de tierras en la protección y restauración de sus bosques a cambio del pago de los "servicios ecosistémicos " - como el almacenamiento de carbono, el suministro de agua y la vida silvestre - que los bosques proporcionan.
Para seguir el ejemplo de Costa Rica, Conservación Internacional trabajará con las comunidades indígenas y tribales de Surinam para introducir prácticas forestales inteligentes para el clima en la industria maderera de la comunidad. Estas prácticas permitirán el financiamiento de carbono, lo que empoderará a estas comunidades forestales tanto para proteger plenamente las tierras como para implementar una tala de impacto reducido para los sistemas climáticos que reducirá a la mitad las emisiones liberadas durante la tala, mientras se produce la misma cantidad de madera.
Si bien los esfuerzos nacionales y comunitarios son fundamentales para abordar la crisis climática, las empresas también deben actuar, dice Griscom, y deben empezar ahora.
"El sector privado no tiene que esperar a que se produzcan cambios en las políticas como los gobiernos de los países", anota Griscom. "Esta hoja de ruta mostrará a las empresas dónde invertir en soluciones climáticas naturales, para que puedan desarrollar modelos de negocio más inteligentes con el clima, a la vez que mejoran los empleos y los medios de vida rurales".
FOTO PORTADA: © FG TRADE